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Vamos a empezar este post cambiando la pregunta. ¿Por qué perfumar el culito de los bebés? ¿Hacemos lo propio con el nuestro? ¿Nos perfumamos los adultos el culo cada vez que hacemos nuestras necesidades? La respuesta es un NO rotundo. Sin embargo, sí que lo hacemos con nuestros hijos. ¿Por qué? Bueno, parece obvio que el marketing también entra por el olfato y a los padres nos resulta mucho más agradable cambiar cacas si lo hacemos con una toallita que desprende un agradable perfume. La duda es si nos preguntamos de dónde viene ese perfume y que químicos se han utilizado para su elaboración. Químicos que, no olvidemos, ponemos en contacto con la piel de nuestros bebés.

Vaya por delante que lo mejor para limpiar a nuestros hijos, en todo caso, es usar agua y jabón. Pero como eso no siempre es posible y a veces, tanto en casa como especialmente cuando estamos fuera, necesitamos una solución urgente, las toallitas nos prestan a las mil maravillas ese servicio. ¿O no es verdad?

Mejor toallitas sin perfume

¿Por qué? Pues en primer lugar porque un perfume es algo que deberías evitar echar en la frágil piel de un bebé, en gran medida porque bajo el concepto fragancia o perfume no se obliga a las marcas a especificar cuáles han sido los químicos usados para su elaboración. Y sabemos que en muchos casos, por motivo de abaratamiento de costes, se utilizan sustancias que perfuman mucho, pero que son peligrosas para la salud.

Solo tenéis que coger unas toallitas perfumadas de cualquier marca y mirar en su composición. ¿Os suena la palabra parabenos? Algunos de estos productos, como especifica la OCU, están bajo sospecha por su capacidad para romper el equilibrio hormonal. Es más, algunos de ellos están prohibidos por la Unión Europea desde 2014. Aunque hoy les persigue su mala fama, aún es habitual encontrarlos en productos cosméticos, entre ellos las toallitas, por su función como conservantes. En algunos casos han sido sustituidos por el phenoxyethanol, que debido a sus propiedades alergénicas e irritantes en la Unión Europea solo se admite su uso como conservante en formulaciones cosméticas si la concentración no supera el 1%. Y podríamos seguir citando sustancias, muchas de ellas presentes en toallitas de forma habitual, como los ftalatos (considerados carcinogénicos), que están prohibidos expresamente en juguetes que puedan meterse en la boca; los emulsionantes PEG, también en el punto de mira por sus efectos sobre la salud a corto y largo plazo; o el bisfenol, un reconocido perturbador endocrino.

Mejor toallitas Pingo

Como decimos, no hay nada mejor que limpiar el culito de vuestros bebés con algo tan básico como agua y jabón, pero si no es posible, usad toallitas Pingo. ¿Por qué? Pues porque en la fabricación de las mismas no utilizamos parabenos, ni perfumes, ni colorantes, ni emulsionantes PEG, ni phenoxyethanol (que retiramos de nuestros productos en nuestra última formulación, también por el daño que hace al medio ambiente su producción). En cambio utilizamos productos naturales que sí respetan la piel, como el aloe vera, la camomila y el coco-glucoside, un jabón suave fabricado con frutas.

Y luego porque como es habitual en Pingo, queremos proteger el medio ambiente. Por eso nuestras toallitas están hechas a partir de celulosa ecológica certificada, con un PH neutro para una mejor hidratación, y vienen en un embalaje de plástico totalmente reciclable.

Cuidamos la piel de tu hijo a la vez que cuidamos del medio ambiente.

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