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Todos los padres sueñan con el bebé que nos han mostrado siempre en las películas: esas dulces criaturas que se dejan en su cuna y re recogen por la mañana, durmiendo toda la noche del tirón. Los padres primerizos suelen ser los más sorprendidos cuando al nacer su primer hijo ven que no les cuadra con la imagen que tenían en mente. Pero también los padres con más de un hijo no pierden la esperanza de que su bebé duerma mejor. Lo normal es que un recién nacido no duerma durante muchas horas seguidas, aunque hay casos de bebés que parecen marmotas desde su nacimiento. ¡Familias afortunadas! Sin embargo, lo más común es que se despierten porque tienen hambre (cuando son lactantes su estómago es muy pequeño, la leche materna, o de fórmula, se digiere a mucha velocidad y enseguida necesitan volver a alimentarse), porque demandan el contacto con sus padres, porque el pañal les molesta, o simplemente porque se han desvelado y no sabes volver a dormirse. En realidad, el sueño, como el control de esfínteres a la hora de iniciar la operación pañal, es un proceso madurativo en el que los padres no pueden hacer nada para que se acelere. Sin embargo, esto no implica que los padres pierdan ese deseo de querer que su bebé duerma mejor a toda costa. Para todas aquellas familias necesitadas de un sueño reparador, os dejamos estos consejos que pueden mejorar el descanso de todos.

¿Habitación a oscuras o con una pequeña luz?

Los bebés nacen sin distinguir el día de la noche, por eso es recomendable que si duermen durante el día sea en un lugar con iluminación natural, pero tenue, a media luz, para que vayan distinguiendo este periodo del sueño nocturno. La oscuridad total es lo más recomendable para el descanso de noche de un bebé, pero también para los adultos. Sin embargo, a medida que crecen, hay niños que comienzan a tener temores y se niegan a dormir sin una luz. En esos casos intentemos escoger una que sea pequeña, que ilumine lo más suavemente posible la estancia y que no le quede a la altura de los ojos, para evitar que se desvele con mayor facilidad.

La temperatura de la habitación

Puede parecer algo muy rebuscado, pero es un elemento que perturba el sueño de los niños. ¿A quién le gusta pasar frío o despertarse por el calor? A los adultos no y a los niños tampoco. Además, ellos tienen la dificultad añadida de que cuando son recién nacidos su cuerpo no sabe termorregularse, y que incluso pasados unos meses, tampoco logran taparse o destaparse por sus propios medios. Con lo cual, una temperatura estable, con una habitación en torno a 20 grados, es lo ideal para que un bebé duerma mejor y tenga menos motivos para desvelarse.

La pérdida del chupete

Es una causa muy frecuente de los despertares evitables en los bebés. Aquellos niños acostumbrados a usar el chupete desde su nacimiento encuentran un consuelo y una relajación en su uso que es insustituible durante muchos meses. El problema es que cuando son recién nacidos, son incapaces de localizarlo y volvérselo a colocar si se les ha caído de la boca al quedarse profundamente dormidos, lo que desencadenará el llanto por la pérdida. Cuando son niños algo mayores, el obstáculo es distinto: que se caiga el chupete y que no lo encuentren dentro de su cama o su cuna. Existen portachupetes, doudous y otros ingenios para mantener atado el chupete nocturno a una pieza de mayor tamaño y más fácilmente localizable, de forma que los niños de cierta edad ya puedan encontrarlo sin ayuda.

Colecha para que tu bebé duerma mejor

Si quieres que tu bebé duerma mejor y mejorar también tu propio descanso, el colecho puede ser la solución para tu familia. Muchos padres reconocen que no habían valorado esta opción hasta que la probaron en un arrebato de desesperación. Los bebés de pocos meses (y los niños de pocos años también) agradecen la cercanía de los padres, el calor corporal, los olores conocidos, etc. Más aún si son lactantes y pueden tener acceso al pecho a demanda durante toda la noche. Colechar evita despertares en los niños pero también el insomnio de los padres, que no deben levantarse constantemente hasta una cuna, ni pasearlos en brazos, ni mover rítmicamente la cuna, o ir y venir de una habitación a otra si todos duermen en la misma cama y la situación está bajo control. Lo habitual es que un bebé que colecha duerma mejor, porque los padres son conscientes más deprisa de sus despertares y necesidades, actúan en menos tiempo y evitan muchos llantos y enfados, por lo que la noche transcurre de una forma más calmada. Eso sí, hay niños que no quieren dormir acompañados y padres que no pueden soportar los movimientos, patadas, manotazos y el robo de su espacio en el colchón. En estos casos el colecho no sera una opción óptima para todos.

El cambio de pañal a medianoche

Hemos contado anteriormente que la capacidad de absorción de pañales de calidad como Pingo, ayuda a que los niños estén secos durante 12 horas e incluso más, lo que abarcaría todo el periodo de descanso nocturno. Sin embargo, un pañal mojado, que no absorba lo suficiente, que deje traspasar la humedad, no será confortable para la piel del bebé, lo que puede producirle mucha incomodidad, irritaciones, escozor y contribuir a que se desvele fácilmente. Los pañales Pingo han demostrado ser un 25% más absorbentes que el siguiente pañal de la competencia, por lo que puedes estar seguro de que no será necesario interrumpir tu descanso, ni el de tu bebé, para ocuparte de esta tarea de madrugada. Llegará a la mañana en perfectas condiciones.

¿Qué otros trucos has utilizado para intentar mejorar el sueño de tu hijo?