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Una de las mayores preocupaciones de los padres en la actualidad con respecto a la crianza de los hijos es la retirada del pañal, sobre todo cuando llega el temido verano previo a la incorporación al cole. Es entonces cuando surgen muchas dudas acerca de cuándo y cómo hacerlo, y si serán capaces de llegar al inicio del curso habiendo logrado semejante tarea con éxito. Sin embargo, aunque es cierto que un gran número de niños está preparado para dejar el pañal entre los dos y los tres años, todo depende de cada niño, de su propio desarrollo que es al final el que marca el ritmo. Y esto ocurre porque dejar el pañal no es cuestión de aprendizaje sino de control de esfínteres; y los esfínteres no tienen por qué empezar a funcionar ni el verano de antes del inicio del cole ni al alcanzar los 30 meses. Así que poco podremos hacer si no ha llegado este momento.

Entonces, ¿cómo podemos ayudarles a dejar el pañal de manera respetuosa teniendo en cuenta sus ritmos? Pues en primer lugar observando las señales que nos advierten de que el niño empieza ser consciente: le molesta el pañal (ya sea mojado o seco) o/y nos avisa de que va a hacer o está haciendo pis o caca. Será entonces cuando podremos animarles a dejar el pañal; teniendo siempre en cuenta que no hay una fórmula mágica que funcione con todos los niños por igual y que seguramente vamos a encontrar retrocesos en todo el proceso. Algunas ideas que pueden ser de utilidad:

1. Preparar un espacio adaptado para que puedan ir al baño de “mayores”. Podemos comprar un adaptador para el inodoro y un escalón o pequeño taburete para que puedan acceder con facilidad. Si preferimos poner un orinal, bien venido sea. Cada familia sabe mejor cuáles son sus necesidades. La cuestión es que sepa que está ahí y que puede hacer uso de ello.

2. Ponerle al niño ropa cómoda que pueda subir y bajar por sí mismo es una buena idea si queremos darles mayor autonomía, confianza y seguridad a la hora de acercarse al baño.

3. Es interesante que cuando vayamos nosotros al baño lo verbalicemos y podríamos decir que también lo es que invitemos al niño a entrar con nosotros pero, ¿qué madre y qué padre no ha recibido la visita de sus hijos cuando intenta encontrar un rato de intimidad? Que vea que es una situación normal también puede ayudar. ¡Puertas abiertas!

4. Ni que decir tiene que nunca, nunca, nunca debemos castigar, ridiculizar o regañar al niño si tiene escapes de pis o caca y, por supuesto, no obligarle tampoco a que se siente en el baño o en un orinal y se pase los ratos muertos porque así no conseguiremos nada más que frustración.

5. Y, ante todo, mucha empatía, paciencia y cariño porque dejar el pañal es también cerrar una etapa muy importante para todos, por lo que cuanto más gradual y más acorde a sus ritmos más lo disfrutaréis toda la familia.