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Pese a la situación de confinamiento actual, la vida sigue, los niños crecen, maduran y aquellos que viven estos días con 2 o 3 años se ven enfrentados a una decisión que deberían tomar ellos, pero que normalmente les viene impuesta por el tipo de sociedad en el que vivimos. Si la superación de la etapa de llevar pañal dependiera exclusivamente de los niños, las familias no elegirían el verano para decir adiós al pañal, simplemente porque no habría opción de elegir nada. El niño iría madurando a su ritmo, unos a partir de los 2 años, otros a los 3, otros a los 4… Sin ningún tipo de prisas ni metas más allá de la de dejar fluir y actuar la propia naturaleza de cada uno.

Pero frente a esta teoría respetuosa, que nos parece casi idílica e inalcanzable, las familias topan con otra realidad: la entrada de los niños en la etapa escolar infantil. Y es que a menos que se pueda optar por escuelas que no traten de imponer un ritmo de crecimiento concreto y homogéneo para todos los niños, lo más habitual en España es que los centros escolares, que acogen a los peques de 3 a 5 años, no tengan personal propio para ocuparse del cambio de pañal de los niños. Esto hace que las familias utilicen todo tipo de tácticas para acelerar este momento, y que no sean los niños quienes elijan el verano para decir adiós al pañal justo antes de entrar en el colegio, sino que sean los padres quienes hagan todo lo posible para que el niño “aprenda” a controlar los esfínteres. 

¿Por qué elegimos el verano para decir adiós al pañal?

Porque es una época relajada, en la que se suelen unir las vacaciones familiares con los últimos días previos a la entrada en el colegio. Generalmente, los padres no quieren retirar el pañal a sus hijos por tener una idea fija, o por considerar que ya son demasiado mayores para usarlo, o porque los comparen con otros niños que lo dejaron antes que ellos. Lo que ocurre es que al valorar las perspectivas ante el inicio del curso escolar, observan cómo la vida se les puede complicar si sus hijos siguen usando pañales: escuelas que no facilitan esta tarea a las familias; que exigen que acuda algún familiar al centro a cambiar al niño cada vez que lo necesite; niños estresados por no poder madurar al ritmo que se les demanda… Una cadena de desaciertos que repercuten de forma negativa en el niño y en la carga de preocupación extra que deben soportar las familias.

¿Qué ventajas tiene dejar el pañal en verano?

Para el propio niño, en realidad ninguna. Si estuviera realmente preparado para dar el paso, le daría igual hacerlo en enero o en abril, porque el calendario no le influye en nada. Pero cuando son las familias las que dirigen la operación de retirada forzosa del pañal, el verano tiene ventajas claras:

  • La posibilidad de andar por casa con menos ropa. Simplemente con ropa interior, de forma que ante los escapes se ensucie lo menos posible. Y es que si un niño tiene maduro el control de esfínteres, los escapes serán pocos y en pocos días logrará asociar sus ganas de orinar, o de hacer caca, con la necesidad de hacerlo en el baño. Pero cuando no tienen este instinto desarrollado, pueden pasar muchos meses hasta que el tema quede bajo control. La cantidad de ropa que se moja, sábanas, sillas, sofás, la recogida constante de orina del suelo, etc. son más llevaderos en los meses de calor, porque al menos logramos que las prendas se sequen con más facilidad.
  • Además, esperar al verano previo a la entrada en el colegio, permite a las familias dejar crecer a los niños el máximo posible. Así, si estos llegan a la madurez fisiológica necesaria para dominar el control de esfínteres, no habrá que forzar nada. En caso contrario, no es lo mismo tratar de hacerle entender este proceso a un bebé de 2 años que a un niño de 3 o de casi 4, en función de su mes de nacimiento.

¿Cuanto dura el proceso de retirada del pañal en verano?

En realidad, si dejásemos que fuesen los niños quienes dieran este paso, el proceso sería rapidísimo. Aunque existan muchas teorías que defiendan la necesidad de enseñar a los niños a ir al baño, y se critique la dejadez y permisividad de los padres que no se aventuran con la retirada del pañal antes de la entrada en la escuela, lo cierto es que el control de esfínteres es algo que no se puede aprender. Es un proceso de maduración interna que el niño ha completado o no. Por eso, hay niños que al retirarles el pañal tardan 4 días en aprender la nueva mecánica cuando sienten necesidades, y otros que tardan meses. ¿Por qué? Simplemente porque unos estaban preparados y los otros no. Estos últimos lo han estado meses después, con lo cual, si hubiesen usado pañales justo hasta ese momento, también hubieran aprendido la nueva rutina en 4 días. El problema es del mundo adulto, que tiende a precipitar las cosas para evitar males mayores, no del niño, que madura cuando le toca y no entiende ni de prisas ni de fechas en el calendario.

¿Qué tal ha ido esta fase del desarrollo de tu peque? ¿Ha sido posible respetar su ritmo personal o también has intentado acelerarlo de alguna manera?