Como hemos comentado previamente, la piel de tus peques es más delgada frágil y vulnerable a los factores externos, ¡como por ejemplo al frío! Al costarles más regular la temperatura corporal, son más delicados sobre todo aquellas que están más expuestas, como la cara.
Es sobre todo en las mejillas, nariz, labios y manos las zonas que se ven más afectadas a las temperaturas bajas, provocando rojeces y tirantez. Así que...¿Cómo cuidarlas correctamente?
- Uno de los requisitos es la hidratación, tanto interior como exterior. Tras el baño, cuando aún su piel está humedecida (no te olvides de secar de forma suave sin frotar), recuerda aplicarle una crema hidratante o aceites naturales hipoalergénicos. Debido a las calefacciones y al descenso de humedad en esta época del año, la piel de tu bebé puede notarse más tirante y seca. Evita que sufra siempre hidratándola correctamente.
- La hora del baño también es otro momento clave para el cuidado de la piel de tu bebé. Los baños durante esta estación han de ser especialmente templados, evita el agua caliente con el fin de provocar mayor deshidratación. El agua debe de rondar los 32º y la duración del baño ha de ser sobre los 10-15 minutos.
- No sobre abrigar, dado que la sudoración excesiva también puede alterar la piel de los peques. Abrigar con tejidos naturales como el algodón así como regular la calefacción, que no exceda de los 20/22º grados, y si es posible humidificar para contrarrestar el efecto de la calefacción.