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De forma general, los pediatras aconsejan la lactancia, materna o artificial, como forma de alimentación exclusiva para todos los bebés durante sus primeros 6 meses de vida. A partir de esta edad, que puede variar en función de las necesidades y del desarrollo de cada niño, la leche sigue siendo el alimento principal del bebé como mínimo durante su primer año. Sin embargo, en el momento en que la alimentación complementaria hace acto de presencia en esta fase de la crianza, los malentendidos suelen ser comunes, pensando erróneamente que hay que destetar a los niños, o que el biberón ya no es suficiente alimento para ellos.

Aunque no pueda parecerlo en un primer momento, la alimentación complementaria guarda una estrecha relación con el uso de los pañales de un bebé, porque su introducción modifica la consistencia, la cantidad y la frecuencia de sus deposiciones. Esto provoca que, durante las primeras semanas de transición, las familias anden desorientadas a causa de las fugas que pueden producirse, llegando a dudar de haber elegido la talla correcta de pañal. Hoy te contamos algunos aspectos que debes tener en cuenta a la hora de afrontar esta fase.

Pon a prueba la absorción de tu pañal


La alimentación complementaria trae aparejado un mayor consumo de agua por parte de los niños, para compensar la que dejan de tomar mediante la lactancia materna o el biberón. Además, se produce un crecimiento evidente por lo que, al orinar, los pocos mililitros de un bebé de pocos meses se convierten en una importante cantidad de pipí que no todos los pañales logran atajar. Lo ideal es que los peques puedan seguir disfrutando perfectamente secos y cómodos, sin pañales colgantes, durante el máximo número de horas posible, por lo que se vuelve fundamental el uso de un pañal que absorba todo lo necesario. Los pañales ecológicos y desechables Pingo, han demostrado ser un 25% más absorbentes que la siguiente mejor marca de pañales, por lo que podrás iniciarte en esta etapa sin mayores complicaciones. Confía en Pingo tanto de día como de noche.

Cacas explosivas. ¿Te suena el término?


Es un nombre muy coloquial pero todas las familias las han sufrido ¡unas más que otras! Se producen cuando los bebés realizan sus deposiciones de forma muy líquida (no tiene por qué ser diarrea) y debido a la postura (pasan mucho tiempo tumbados) y a la velocidad de salida, el pañal no puede asimilar la caca, por lo que esta sale fuera del pañal, llegando a subir incluso hasta la mitad de la espalda. Un buen ajuste del pañal, la elección de la talla correcta y una composición a base de celulosa muy absorbente, ayudarán a sufrirlas lo menos posible. Por suerte, con la introducción de la alimentación complementaria, las deposiciones de los niños se vuelven más compactas, menos líquidas y por lo tanto menos propensas a las fugas. Eso sí, hay que seguir cambiándolas en cuanto sean detectadas, a fin de evitar irritaciones en la piel y complicaciones en la higiene del bebé.

Cambios de color, de textura y de composición en la caca del bebé


Durante los primeros meses de alimentación complementaria, los alimentos nuevos deben introducirse de uno en uno, dejando pasar al menos 3 días entre una novedad y la siguiente, para poder detectar alergias o intolerancias. Mientras la leche de fórmula que el bebé ha tomado durante sus primeros 6 meses ha sido siempre exactamente igual, y la materna bastante parecida (aunque con diferencias en el color, el sabor y la composición), la introducción de cada nuevo alimento puede causar grandes cambios en las deposiciones del niño. Desde cambios de color (las zanahorias, por ejemplo, afectan bastante a la tonalidad, o las verduras de hoja muy verde como las espinacas, que se recomienda consumir a partir del año) que pueden resultar espectaculares, al hecho de ver claramente trozos de alimentos que han sido poco digeridos. Esto ocurre sobre todo en niños alimentados mediante la técnica del Baby Led Weaning, a quienes se les permite comer comida no triturada, a su ritmo y según su nivel de desarrollo, que a veces se tragan sin apenas masticar. El hecho de que sean menos líquidas, no implica que los niños sufran estreñimiento. Del mismo modo, el estreñimiento no está relacionado con la frecuencia de las deposiciones, porque aunque a estas edades siguen realizando al menos 1 o 2 deposiciones al día, hay niños que tienen una frecuencia mucho menor sin padecer ningún tipo de problema.

¿Cómo ha sido tu experiencia con la introducción de la alimentación complementaria y los pañales? ¿Has tenido que cambiar de marca en algún momento?